lunes, agosto 17, 2009

UNIDAD I: Pedagogía experiencal y formación en valores (abril 2011)

Debemos preocuparnos de los enfermos;
pero con mayor razón de los sanos para que no enfermen.
Muchas veces, la atención, los beneficios se centran en los enfermos, en los violentos, en los corruptos o delincuentes, dejando a las personas sanas o de actuar correcto, prácticamente abandonadas a su suerte; ante la angustia, desesperación o impotencia que surge cuando el ser humano se siente desamparado, desprotegido en su propia casa y escuela; sin saber cómo defenderse, a quién recurrir y cómo seguir abriéndose camino de forma correcta. El buen comportamiento, la generosidad, honradez, la responsabilidad no hacen noticia...;  es más parecieran no ser reconocidos e incluso menospreciados; incluso, en ámbitos educacionales. ¿Cuántos profesores, dieron un lugar al tratamiento de los valores, de las virtudes, de la relación entre estos y el quehacer científico, técnico, económico, social, personal, familiar, pedagógico?  ¿Forma parte de alguna asignatura, como parte de la formación profesional?

Pareciera que todo se hace más difícil al hombre de bien: el matón llega tarde, pasa a llevar, empuja, todos le temen, le quita el puesto a quien lo merecía y aprovecha la comodidad sin esfuerzo de una vista desde las primeras filas… Nosotros, como educadores, lo primero que debemos hacer es reconocer el mérito, el esfuerzo, las ansias de superación, el avance, el trabajo o la actitud corregida. Reconocimiento y gratitud a quienes actúan en forma honrada, laboriosa, respetuosa, leal… pues hoy se requiere mucha valentía y convicción para actuar conforme los valores de bien y verdad. Es fácil darse cuenta que un escolar que hoy hable en forma correcta y se comporte con buenos modales, será la burla de muchos y, también sabemos, que hay gran probabilidad de que llegue a ser golpeado por lo mismo.

        Debemos hacer que el bien sea noticia, debemos procurar formas de contaminar positivamente; formar clubes de entretención real pero sana. No es necesario estar ebrios para disfrutar de una fiesta; por el contrario, el ebrio o bajo los efectos de la droga, no está conciente de la celebración; está evadiéndose…por ello, pasada la euforia vendrá la soledad y la urgencia de volver a evadirse. Para erradicar la violencia, necesitamos crear espacios y dedicar tiempo a los aún sanos para que no enfermen.

1.4 La pedagogía experiencial “se hace cargo”, “carga” y “encarga de la realidad”
Debemos conocer la realidad, para direccionar nuestra creatividad y optar por aquellas respuestas que impliquen un “cultivo de…” y no una “destrucción de…”: Si queremos educar, debemos conocer la realidad que viven nuestros educandos; cómo la experimentan, qué sentido y valor le dan en el marco y horizonte históricos de sus vidas. Ser científicos es ser investigadores, indagadores de la realidad misma: es en la realidad donde encontraremos la explicación de lo que le acontece. Esto, que pareciera obvio, a veces parece olvidarse; pues son muchos los que hacen discursos sobre cómo educar sin mirar al educando real; sin interesarse por sus anhelos y temores, sus penas, alegrías y esperanzas o desesperanzas. La hipótesis, la variable determinada, la muestra, la fórmula estadística…; eficaces en el ámbito del mundo predeterminado y lógico - matemático; dejan de lado, desde el punto de partida, lo más esencial del ser humano: su toma de conciencia, su libertad, su vocación de dignidad, su alma, su mismidad… Por ello, se acumulan estadísticas y cientos o miles de investigaciones sociológicas sobre la pobreza y el hombre sigue indigente; lo mismo acontece con la educación…y con otras áreas humanas. Tratemos, entonces, de entender los mecanismos de la violencia que en realidad no son conceptos abstractos, ni fórmulas universales; sino experiencias únicas que ocurren en la historia de vida de personas también unas e íntimas.

         Vamos a tomar una distinción que hacía Ignacio Ellacuría, respecto tres momentos éticos, para aplicarlos como principios metodológicos de lo que llamaremos “Una Pedagogía Experiencial”: 1) hacerse cargo de la realidad, 2) cargar con la realidad y 3) encargarse de la realidad.

1) «Hacerse cargo de la realidad» implica entender una situación real que tenemos ante nuestra mirada. En este caso, entender la situación de violencia ante la cual nos encontramos. Tal como dijimos, la violencia puede adquirir infinitos matices; tantos, cuantas personas y modos de ser violentos hay. Sin embargo, hay algo hay común en todos ellos que nos hace llamar al hurto, asalto, abuso o violación: “actos violentos”. ¿Qué es lo común en todas esas situaciones; qué es lo que define un acto o actitud como violentos?
        Estudiar la realidad de cara a ella, no es lo mismo que estudiarla en la abstracción de un discurso lineal. Para hacernos cargo de la realidad; de cualquier realidad; en este caso, de la realidad violenta, el cine nos entrega un aporte pedagógico incalculable; pues a través de su ficción podemos llevar, hasta la sala de clases y en un lapso de dos horas, la violencia tal cual se da en situaciones reales de vida: así, podemos presenciar la historia de una agresión física y psicológica desde sus inicios y hasta su culminación; aprehendiendo a través de ella lo que ocasiona el grito, la humillación, la tolerancia de lo intolerable y, al final, la liberación y la búsqueda de la identidad perdida. El cine, nos recrea una realidad sin desintegrarla; pues al igual que la vida real, hace uso de un lenguaje no lineal. (Más adelante retomaremos este punto). Nos permite conocer todos los factores que inciden; la historia misma de cómo se fueron dando; los personajes involucrados y sus formas de actuar e influir en ella. Una pedagogía experiencial necesita instalarnos en la realidad misma para que, por empatía, accedamos a ella experiencialmente, a través no sólo de una observación directa, sino íntimamente, esto es, la hagamos formar parte de nuestras propias experiencias de vida y la entendamos “poniéndonos en el lugar de…”, “viviendo afectiva, intelectual y moralmente lo que ha vivido NN ..” Luego, a partir de la historia fílmica –ficticia pero tal cual se da en la realidad- podremos analizarla, teniendo presente el todo y la posición o sentido de sus componentes en la misma. Tenida claridad sobre los elementos que conforman e influyen en una situación dada – en este caso, de violencia- podremos decir que estamos en condiciones de “hacernos cargo de la realidad” y luego, en el siguiente paso, “hacer los cargos que corresponda” o “cargar con la realidad”.
2) “Cargar con la realidad” implica determinar y analizar los distintos grados de responsabilidades que se articulan en una situación; distinguiendo entre causas, influencias y condiciones. La causa es la determinante. Si no tienes el don o virtud del canto, por ejemplo, jamás podrás cantar bien, aunque tengas la oportunidad de acceder a los mejores maestros de canto. Pero si cantas bien, la causa es tu don y tu esfuerzo por realizarlo; el maestro ha sido una buena y a lo mejor gran influencia o apoyo positivo, que ha facilitado la acción de la causa que es siempre íntima; pues somos libres. Ahora bien, podrás saber cantar; pero si estás afónico o estás en un recinto donde se debe guardar silencio; hay que esperar o hacer algo para que cambien las condiciones. Es claro que por muy sanos que estemos de garganta y hayamos tenido muy buena escuela, sin don y amor por el canto, no cantaremos como deberíamos hacerlo. Análogamente, una vez que tengamos claridad sobre las causas, influencias y condicionantes de las situaciones violentas, podremos “cargar” esa violencia a quien y como corresponda. Esto nos posibilitará un último paso: “encargarnos de la violencia”
3) “Encargarnos de la realidad” implica estar en condiciones de poder asumir una responsabilidad frente a quienes nos hemos comprometido. Somos educadores; algo debemos hacer frente a la violencia; no podemos asumir una actitud de irresponsabilidad o de inoperancia. Ser responsables implica responder de las consecuencias de lo que hacemos y de lo que no hacemos. Por supuesto que para ello, tal como hemos visto, es necesario hacerse cargo de la realidad, luego cargar con ella y, ahora, encargarnos (responsabilizarnos) de ella.

     Cuando damos espacio y derecho a la violencia, no sólo se impide la convivencia en paz sino también la anhelada justicia; pues se apodera de los bienes quien no merece y despoja de sus derechos a quien sí tenía méritos. Días atrás, Canal 13 informaba que tres estudiantes de enseñanza media habían abusado de una compañera delante de otros estudiantes que hicieron caso omiso de los gritos de auxilio e intentos de huida de la estudiante. Arrastrada por el suelo; fue reiteradamente abusada sobre un escritorio; en la misma sala de clases. ¿Los profesores? Pareciera que no existían. Resultado de esto y de la denuncia efectuada por la alumna y su madre, la víctima debió ser retirada del Liceo pues por razones obvias, no podía ni psicológica, ni moral o socialmente, seguir compartiendo con quienes habían abusado de ella y con quienes lo habían permitido. Sus victimarios, en cambio, siguieron en el Politécnico, como si no hubiese ocurrido nada…

     Debemos asumir nuestra responsabilidad; atrevernos a mirar, ver y tomar las riendas para guiar a quienes nos corresponda por buenos caminos y, si no existen, construirlos…buscar o crear un buen material que resista y otorgue seguridad; liderar para instar a otros a colaborar en la misma ruta, elaborar planes de acción o programas educativos y, así, formar en valores para erradicar la violencia.

Alfonso López Quintás, afirmaba en el libro que escribiera junto a Gustavo Villapalos: “La responsabilidad es siempre proporcional a la dignidad. La dignidad de quien consagra su vida a orientar a niños y jóvenes es muy alta. Se hace responsable del futuro de estas personas y, consiguientemente, de la sociedad”

1.5 Antes de hacernos cargo de la violencia, debemos hacernos cargo de nosotros.
Entender o entendernos no es fácil. Por ahora, digámoslo en forma simple: Somos lo que hemos ido haciendo de nosotros a lo largo de nuestra trayectoria de vida; en ello debemos incluir lo que podíamos o debíamos haber sido y no fuimos y lo que podríamos o deberíamos ser y aún no realizamos. Entender el actuar personal, es mucho más complejo que tener a la vista un relato de hechos o datos sobre la vida de alguien. A veces la explicación o comprensión de una actitud, decisión o comportamiento está en la interpretación o sentido que hemos dado en el pasado a una experiencia que, para otros, podría no tener mayor incidencia. Vamos mejor por parte:
a) La necesidad de reflexionar sobre la experiencia.
Nuestra vida es un continuo de experiencias o vivencias que van configurando lo que llamamos nuestra biografía o historia de vida. Se trata de experiencias de diversa envergadura o impacto; tanto para nuestra existencia como para la de los demás; experiencias no siempre reflexionadas que, sin embargo, pueden alcanzar el rango de acontecimientos, esto es, marcar el rumbo de nuestras vidas, con su carga de posibles e imposibles. Por ello, no es más sabio quien más ha vivido sino quien constantemente va extrayendo principios de vida a partir de lo experimentado. Podemos pasar por la vida o vivirla con mayor o menor profundidad, dependiendo de cuánto vayamos aprendiendo de la misma. Así, nuestra vida es la historia de nuestras experiencias y de la reflexión sobre ellas, lo que es también una experiencia: la experiencia de reflexionar sobre la experiencia. Así, no es lo mismo la experiencia de amar –estar amando- que la reflexión sobre qué significa amar o que amemos a tal o cual persona. Tampoco es lo mismo ser agredidos o agredir que reflexionar sobre ello, buscando sus causas y consecuencias. Tengamos presente, entonces, que la reflexión sobre una experiencia será siempre sobre una experiencia pasada y que ese pasado podrá ser próximo o remoto.
        Aclaremos que no reflexionar sobre nuestras experiencias de vida no significa que éstas sean algo oscuro o inconsciente. Quien en estos momentos está leyendo estas líneas no está reflexionando sobre su experiencia de leer, pues ello le impediría leer; pero ello no implica que su leer sea inconsciente. De hecho, si le preguntamos qué está haciendo, dirá:”leyendo”. Lo habitual es, entonces, ser “conscientes no –reflexivos” respecto nuestras experiencias o acciones. La reflexión sobre nuestras experiencias nos lleva más allá que la toma de conciencia; implica el acto de volver la mirada hacia nuestro interior, hacia lo que nos está aconteciendo. La reflexión es una introspección, un volverse sobre sí mismo que puede revelarnos las causas, condicionamientos y elementos que están conformando nuestra forma de existir, en un momento de la historia de nuestras vidas; en una situación determinada. Esta reflexión podrá permitirnos descubrir, entender e incluso replantear el curso mismo de nuestras existencias; evaluar nuestros proyectos personales y la forma de llevarlos a cabo y, por último, extraer aquellos principios que nos orientarán en futuras decisiones y se constituirán como criterio de crecimiento, estancamiento o destrucción personal. Nos permite, en otras palabras, hacernos cargo de nuestra realidad.

           ¿Qué nos sucede, qué sentido tiene tal o cual decisión, qué significa tal acontecimiento o persona en nuestras vidas, qué experiencias nos hacen crecer y cuáles nos consumen, qué es lo más importante, qué debemos asumir y qué superar, cuáles han sido nuestros errores y aciertos y cuáles sus consecuencias? En fin, son muchas las reflexiones que necesitamos hacernos constantemente para no perdernos en un mundo cada vez más apremiante y conflictivo que, así como nos ofrece múltiples posibilidades, también nos pone cada vez mayores dificultades para alcanzarlas en forma honesta.

b) Situacionalidad de la experiencia
        En cada una de nuestras experiencias está involucrado todo nuestro ser personal; no puede ser de otra manera; somos indivisibles: afectivos, inventivos, morales, intelectuales, sociales (familiares, amigos, adversarios, habitantes, ciudadanos, etc.), creyentes, más o menos saludables o vitales y todo ello en un constante y continuo acontecer que va conformando nuestra historia de vida. Indivisibles, complejos por nuestra riqueza de ser, únicos e íntimos, vivimos situaciones también únicas, que dan una tonalidad a nuestra existencia según sean predominantemente afectivas, morales, intelectuales, religiosas, sociales, corporales, estéticas, etc. Durante el nacimiento de un hijo, por ejemplo, para la madre predominará la dimensión afectiva, mientras para el médico la intelectual; pero, en ambos casos, está allí cada ser involucrado por entero en esa experiencia: su historia de vida, sus valores, sus conocimientos, su afectividad, sus creencias… Entender una experiencia de vida, implica tener presente todas sus dimensiones; sin olvidar que somos únicos e indivisibles, en situaciones de vida también únicas e irrepetibles. Una reflexión sobre nuestra experiencia debe considerar que ésta se da no en el vacío sino en un espacio y un tiempo determinado, que forman parte explicativa de la misma.  La comprensión de una experiencia, dependerá de nuestro ser "íntegro - situado"

c) La reflexión sobre lo que nos acontece no es inmediata.
      No cabe duda la importancia de la reflexión sobre nuestras experiencias; sin embargo, es importante tener presente que la reflexión sobre éstas, no es inmediata ni fácil. A veces, la comprensión de algo experimentado cuando niños o jóvenes, lo entenderemos mucho más tarde; después de numerosas reflexiones e iguales aciertos y errores. Es más, recordemos que nuestra reflexión es sobre una experiencia necesariamente pasada; por lo cual "el sentido de una experiencia no llega en realidad a ser nunca decisivo o concluso. Y esto ocurre no sólo porque en el curso de la existencia alteramos la valoración de nuestros propios actos pasados; es que, de hecho, nuestras experiencias reobran sobre las anteriores, y por ello es posible que las valoremos, con el tiempo, de modo distinto." (E. Nicol en su "Psicología de las situaciones vitales”)

              ¿Cuánto tiene que pasar para entender una actitud, una decisión, una palabra o un silencio? Por ello debemos tener cuidado con nuestro sentido de culpabilidad, con el culpar o culparnos. Así, cuando hoy nos demos cuenta que fue un error la decisión de hablar o callar, hacer o no hacer esto o lo otro; también deberemos tener en cuenta que en ese entonces, tal vez, no teníamos la edad, la sabiduría de vida o conocimientos necesarios para percibir las cosas de otro modo; o, quizás, no se dieron las circunstancias que nos habrían permitido resolver esas situaciones de una manera más eficiente. Acaso hoy encontremos explicaciones o formas de actuar que habrían sido más certeras; pero es bueno tener presente que hoy somos otros. A modo de ejemplo, recordemos las situaciones presentadas en el film Mysterious Skin: Brian y Neil eran niños indefensos cuando fueron abusados por el entrenador; no podían responder de lo que por sus edades y circunstancias afectivas y familiares era para ellos imposible de entender y asumir de otra manera.

d) El pasado que no pasa…  Para nuestro tema – la pedagogía experiencial – nos interesa aclarar algo más la historicidad que nos conforma. En primer lugar, aclaremos que el pasado no es sólo lo que fuimos o hicimos; sino también lo que podíamos ser o hacer y no fuimos o hicimos y lo que sabíamos que no podíamos o no debíamos ser o hacer... ¿Recuerdan alguna experiencia al respecto y de qué forma hoy nos conforma como un posible o un imposible? Pero no es sólo lo que nos ha pasado lo que hoy nos conforma en una especie de estilo de ser, de existir y de habérselas con el mundo; sino nuestra forma de proyectar ese suceso. ¿La madurez adquirida al día de hoy, acaso no nos permitiría tener otra apreciación de los sucesos pasados y, consecuentemente, otra forma de vivir este presente y proyectar nuestro futuro?

“De nuestras experiencias pasadas, unas son más próximas y otras más remotas a nuestro presente actual (…). Lo próximo a nuestro presente puede ser algo que distingamos como remoto en una sucesión temporal homogénea. E, inversamente, lo remoto en el tiempo puede ser, para nuestro presente actual, efectivamente más cercano. Por la función misma del recuerdo, las experiencias pasadas se aproximan a nuestro presente, alejando de él a otras; y el olvido las aleja a todas, unas más y otras menos rápida y totalmente. (…) Es la relación afectiva con el presente lo que determina casi siempre la proximidad o lejanía de una experiencia pasada respecto ese mismo presente. (…) Una experiencia pasada puede sernos próxima lo mismo si ella fue grata, o si su recuerdo es grato, que si fue desagradable.” (Ibíd. Pág. 55)

      Por ello, antes decía que nuestra historia de vida no es lineal, no se lee a reglón seguido. Recuerdos y olvidos saltan espacios, uniendo tiempos lejanos, trayéndolos al presente y alejando otros, hasta hacerlos casi desaparecer…Por ello no hay medidas ni instrumentos válidos para cualificar el tiempo vivido por cada cual, cuán lejano o cuánto pasado ha vivido y cuánta experiencia ha “acumulado” . Las causas de una acción, no cabe duda, se encuentran en experiencias próximas que pueden encontrarse lejanas en el tiempo cronológico; en los inicios de la vida; en el pasado que no pasa… Sin embargo, no estamos determinados por el pasado pues somos, al mismo tiempo, lo que aún no somos.

e) La experiencia del futuro presente y como posibilidad.  Ser el mismo no es lo mismo que ser igual o idéntico. Nuevas experiencias nos presentan nuevas posibilidades y, por lo mismo, imposibilidades. Y si bien es cierto que hoy somos el resultado de las elecciones y rechazos realizados en el pasado, y que estos circunscriben nuestras posibilidades futuras; no menos cierto es que el pasado no nos limita, no nos cierra o determina nuestra mismidad abierta a los cambios, a lo distinto, a lo que antes no hemos sido o vivido. Podemos cambiar el curso de la historia de nuestras vidas, proyectarla de modo que nuevas experiencias la potencien en direcciones distintas a las hasta hoy llevadas.
   Somos el mismo que se va construyendo día a día, por lo tanto, siempre distinto; siempre novedoso. El futuro, nos es primordial porque en él está la esperanza, el sentido y finalidad de nuestros afanes, de la educación; del paso de la violencia a la paz. Por ello, el hombre que siente no tener futuro posible; es un hombre "sin vida"; "preso de la desesperación", no espera nada; se deja estar. De ahí también la actitud heroica de quien sentenciado de muerte, vive con fuerza cada momento de su vida; de ahí lo sobrecogedor de sus últimas disposiciones y de ahí la diferencia entre quien ve la muerte como un tránsito y quien la ve como el fin de la existencia.

              Si el futuro es lo que puedo llegar a ser o a hacer; si es posibilidad, es importante entonces preguntarse ¿Qué es lo que queremos hacer; quiénes queremos llegar a ser? Nicol dirá "Cuando la facultad de proyectar, agotada por las dificultades del presente, o por la oscuridad del porvenir, se rinde y exclamamos veremos lo que pasa, dejando que el futuro venga a nosotros, incluso entonces sabemos que algo va a ocurrir, que inexorablemente se va a producir una situación en la cual nos sentiremos inmersos, o de la cual seremos constituyentes. Pero no sabemos cuál va a ser ella" Es la incertidumbre agobiante; nos produce desazón, desconcierto, inseguridad. Nos gusta ser previsores incluso, manejar el factor sorpresa en lo que no es decisivo: el regalo o la fiesta sorpresa. Necesitamos la certeza de que lo fundamental de nuestras vidas seguirá un curso de continuidad que nos permite saber de antemano qué hacer, a qué atenernos. Los cambios bruscos nos provocan desconcierto; nos dejan en la crisis del cataclismo que puede ser físico, económico, afectivo, social, moral; etc.

f) Según como habitemos el espacio será nuestra experiencia.
¿Recuerdan algún rincón amado? ¿Recuerdan algún lugar al cual jamás quisieran volver, por muchas comodidades o lujos que éste les ofreciera? Habitamos el espacio; esto es, lo teñimos con nuestra historia de vida y éste, a su vez, nos hace saltar a pasados, provocándonos emociones, recuerdos, que pueden ser gratos o no. Por otra parte, podemos hablar de espacios acogedores o desacogedores; espacios que con su vestimenta, promueven la paz o la violencia. Somos personas que se inspiran en un paisaje o en habitaciones vestidas por experiencias en ellas tenidas. Por ello, el inventario de un lugar no tiene el mismo sentido o valor para dos personas.
           Nos proyectamos no sólo según nuestros tiempos, sino en un lugar; en una circunstancia. No da lo mismo cualquier lugar para construir el hogar, para celebrar o para pasear por él. En un lugar somos extranjeros; en otros, estamos en lo nuestro… No es lo mismo invadir un lugar que cultivarlo: “Es el espíritu y no el cuerpo el que arraiga la tierra del lugar”, dice Nicol.
       De acuerdo con lo expuesto hasta aquí, es claro que la sabiduría de vida, no dependerá de la edad, puesto que no depende de la cantidad de experiencias, sino del cómo integremos esa experiencia, cómo captemos su sentido de ascensión, de tal modo influya positivamente en nuestros propósitos y fortalecimiento. Muchas veces, no nos damos el tiempo para volvernos sobre nosotros mismos; a veces, por comodidad o temor a no saber cómo enfrentarnos; así el ser humano se va volviendo un inconciente, se va bestializando. Reflexionar sobre nuestras experiencias vividas directamente o en la experimentación fílmica es también una experiencia; tratar de explicar esa experiencia también lo es…

• Respeto y valores
El respeto es la actitud fundamental que debemos procurar, si queremos formar(nos) en valores; pues éste es la disposición del alma a acoger, apreciar, a amar, la nobleza que todo ser personal, por ser tal, posee. Toda persona recibe la dignidad de ser, como un don consustancial a su esencia personal; el reto es existir de acuerdo con ella.

Admirados ante la realidad que presenciamos, sobrecogidos por ella; detenemos nuestro mero pasar para gozar de su existencia, para contemplarla en verdad. Sólo el hombre de respetos, posee la generosidad y gratitud necesarias para admitir y acceder a lo superior, a la simple contemplación de la realidad, sin más, esto es, en lo que realmente es: más allá de cualquier parecer o prejuicio; más allá de cualquier reducción a lo simplemente objetual o cósico; más allá de cualquier afán de dominio o conveniencia.

Giannini decía que una radio puede ser llamada buena cuando funciona bien - efectivamente es así, vista como objeto, como cosa; pero si creo una relación "ambital" con ella, esto es, si la hago formar parte de la historia de mi vida, si la convierto en la compañera de viajes o en el regalo de alguien amado… Podemos elevar los objetos a realidades que tienen un sentido superior a su función, un sentido personal; pero también podemos degradar a la persona al tratarla como cosa. A ello se refería el Principito y Alfonso López Quintás en su artículo sobre la necesidad de una "Pedagogía de la admiración" : "En el clima actual de desconcierto resulta muy penosa la falta de guías auténticos. La sociedad no suele favorecer la formación de tales líderes pues tiende a cultivar el reduccionismo –la reducción injusta del valor de la vida humana-, la manipulación –el trato de las personas como si fueran meros objetos-, el intrusismo –la osadía de hablar en público de temas trascendentes sin la debida preparación- y el hedonismo –el afán desmedido de acumular sensaciones placenteras-.
Frente a este empobrecimiento de la vida humana, necesitamos poner en juego una Pedagogía de la admiración o del asombro, no de la coacción; del descubrimiento, no del mero aprendizaje; de la persuasión, no de la transmisión fría. El que aprende lo que es la vida descubriéndola paso a paso, de forma bien articulada, no sólo acaba sabiendo qué ha de hacer para desarrollarse plenamente como persona sino que está bien dispuesto para transmitir ese conocimiento a otras personas de forma persuasiva y convincente. A veces se dice que no se educa a los jóvenes para ejercer la función de padres. La Pedagogía del asombro sería un buen camino para ello."



Domesticar, crear lazos, recuperar los rituales... redescubrir su sentido para recrearlos en nuestras vidas. Un racionalismo y una visión pragmatista (utilitarista) los ha vaciado de todo sentido o reducido a lo funcional, a formulismos. Por ello la vida se vuelve rutinaria, triste; por ello se busca el alcohol, las drogas, la velocidad, la violencia, el ruido... se compran emociones; pero sólo se cae en el vértigo.

¿Cuánto espacio se da en los años escolares a la afectividad, a las grandes emociones que brotan del encuentro con lo magnánimo? ¿Nos preparamos para una pedagogía cuya finalidad es la instrucción o ésta es un medio para cultivar el espíritu?

• Hacia una Pedagogía Cultural

Culto es quien se cultiva; quien es capaz de recrear lo creado y descubrir las posibilidades que ofrecen las realidades a la sensibilidad y al entendimiento creativo. Descubrir que ese árbol me ofrece la posibilidad de ser sombra, inspiración para una oda, cobijo para los pájaros que me ofrecerán su trinar, oxigenación de la atmósfera, madera para una escultura, Ser culto es considerar no al tapador de caries, sino a la persona que me sana, me quita el dolor que agota, me ofrece la posibilidad de descansar mejor, me ofrece la posibilidad de derivar mis energías a un quehacer superior que aguantar el dolor…

Una pedagogía cultural también instruye, enseña estrategias de aprendizaje, desarrollo de fórmulas y de competencias; pero no pone en estos su finalidad; sino en el perfeccionamiento de la persona como tal Es la diferencia entre el abogado que se destaca por su pericia, sus estrategias para convencer al juez y por su conocimiento de la legalidad pero no es justo y quien sí lo es.

"En rigor, la verdadera cultura implica la fundación de modos elevados de unidad. Estos modos constituyen otras tantas formas de encuentro. El encuentro acontece cuando se entreveran diversos "ámbitos de realidad". Para encontrarnos, debemos superar la inveterada tendencia a considerar todas las realidades como objetos, de un rango u otro, pero objetos, es decir, entidades manejables, dominables, reducibles a medios para nuestros fines.
Esta forma de reduccionismo inspira los diferentes modos de vértigo, que anulan la capacidad creadora de modos relevantes de unidad. La cultura surge cuando nos encaminamos por la vía opuesta, la vía del respeto y la colaboración, que conduce a las experiencias extáticas. Ser culto no depende sólo del cultivo de la inteligencia y del acopio erudito de datos. Implica toda la personalidad, con lo que encierra de voluntad creadora, disponibilidad, inclinación a asumir la apelación de los valores y responder a ella positivamente". Alfonso López Quintás. "La cultura y el sentido de la vida”. Rialp España 2003 P. 17

• Gratitud y valores

Gratitud es otro de los valores que debemos formar: Gratus, agradar, agrado, gratitud, gratuito, congratular, gratificar, agradecer... Recibir un don, un regalo, nos agrada y lo agradecemos ¿o no? Se agradece no propiamente lo regalado sino el acto de regalar, la benevolencia puesta en él; su gratuidad. Por ello cada regalo es único; porque el acto de regalar es único. Es cierto que muchos degradan el acto de regalar, convirtiéndolo en una verdadera transacción comercial, en un negocio. Sólo quien es capaz de ir más allá de lo objetual es capaz de descubrir los valores más altos, inscritos en las acciones más simples, en las realidades más aparentemente pequeñas. Sólo el hombre que respeta puede descubrir el valor de la existencia y agradecer se le haya sido donada y puesto en el centro del infinito Universo.

¿Cuántos dones hemos recibido?

Agradezco tu existencia dice el amado. Agradezco mi existencia, la del Universo y las potencialidades para constituirse en descubridor y co-creador. Es más, conscientes de no haber sido los creadores de la propia existencia, ni del Universo, surge una gran gratitud. Únicos, irrepetibles, irreemplazables en medio de tanta inmensidad y misterio, con la capacidad de ser conscientes de todo ello y de direccionar las potencialidades que se nos ofrecen, dando un perfil a este Universo. Beethoven, Neruda cada uno trascendiendo a través de sus obras que nos privilegian. No cabe duda; las alternativas son ser agradecidos o desagradecidos.

Al igual que en el respeto, el agradecimiento requiere de nuestra detención para contemplar y admirar todo lo que se nos oferta gratuitamente: ser conscientes de ser, poder apreciar la belleza de un amanecer, de una melodía, de una persona, de un cuento y, si eres creyente, de Dios, o como le llames. Agradecemos a quien nos regala.

Por último, tengamos presente que es igual de importante saber recibir un regalo, ser agradecido; como saber regalar. Se da con el alma; quien da con indiferencia, no da; a lo más, cumple con un formulismo por apariencia o para evitar un mal rato; no sentirse incómodo. Igualmente, quien da para dominar o mostrar superioridad, tampoco regala sino agrede. Regalar requiere amar, generosidad, respeto. Se regala un sentido no un objeto en cuanto funcional.

• Generosidad y solidaridad

Sólo el hombre que respeta puede mantener la distancia necesaria para dejar ser sin reducir, sin dominar; sino, por el contrario, solidarizar.

Solidarizar, solidus, sólido, no variable, consolidar, soldar… Cuando las personas tienen valores asentados en su alma, cuando tienen convicciones, son sólidos en los cuales se puede confiar. Los líquidos, en cambio, no mantienen una forma propia sino que adoptan la del recipiente. Pues bien, se es solidario cuando se va al encuentro de quien también va tras los mismos valores, aún cuando por caminos distintos y con distinto estilo. Se es solidario porque entonces, ya no se va solo sino en unión con otros, complementándose, formando equipos. Un coro es un equipo conformado por distintas voces que armonizan porque se ponen al servicio de un sólido que es la recreación de una obra. El mismo ideal los une en generosidad.

Generosidad, genus, gen, generar. Se es solidario en la construcción en la generación de un bien, de un valor, El solidario coopera con otro en la generación de la obra. El cómplice no es generoso; sino, contrariamente, se junta con otros en orden a degenerar, destruir, desvalorar. Así, se destruyen valores, personas, naturaleza…

El hombre respetuoso, agradecido, valora y solidariza generosamente en la construcción de un mundo mejor. Es una persona que vive desde el amor que vence al egoísmo; va tras una cultura de la solidaridad y no de la competencia que impulsa la envidia, la avaricia, la inequidad…

• Hacia una pedagogía dialógica
Somos únicos e íntimos; sólo cada uno siente su dolor, sus alegrías o piensa sus pensamientos…Por mucho que te amen nadie puede doler tu dolor de muelas por ti. Por eso nos comunicamos y tratamos de darnos a conocer a otro yo con quien me encuentro como con un tú, con alguien de la misma nobleza de ser. Para llevar a cabo el encuentro, creamos un ritual de gestos, símbolos, palabras, silencios…entramos en diálogo. Para que este encuentro se lleve a cabo, sea auténtico, los dialogantes deben confiar en la veracidad de sus revelaciones, de sus confidencias. En cuanto hablas al otro, trasciendes, sales de tu soledad y le propones que haga lo mismo… ¿Se llevará a cabo el diálogo? ¿Se dará el mutuo respeto; se oirán y revelarán en verdad, con amor? El diálogo requiere de veracidad, de generosidad, de respeto, de creatividad, de amor pues sin ellos la palabra pierde todo sentido: no comunica nada ni a nadie; sólo es fórmula vacía o engaño.

Forman parte del diálogo, los silencios plenos de sentido porque forman parte de la melodía: te escucho, te acojo, pienso, me sobrecoge lo revelado, me expreso. El hombre de respeto afina su espíritu para dar lugar al poema que trasciende las palabras, a las palabras que son promesa, al amor que no limita en las caricias, al dolor que trasciende el llanto, al acontecimiento que trasciende el hecho, al sentido que trasciende el significado, a la imagen que trasciende la figura, a la obra que trasciende el producto, a la realización que trasciende todo logro…

Hacia una educación de la sensibilidad y de lo estético.
Nuestro sistema nervioso y órganos, nuestra capacidad racional y emocional, nos disponen, en la medida que están sanos, a tener una serie de sensaciones y análisis que nos pueden provocar experiencias de gusto, agrado, placer o sus contrarios: disgusto, displacer o dolor, desagrado. A diferencia de ello, la sensibilidad implica una toma de conciencia y el descubrimiento, redescubrimiento o creación del sentido que vincula sensaciones, pensamientos, emociones, a valores que los trascienden. Veo el movimiento de los astros y planetas, estudio entiendo una serie de relaciones y fórmulas astrofísicas explicativas de las órbitas; me alegro y emociono ante el éxito del lanzamiento de un nuevo observatorio espacial; pero aún no tomo conciencia de todo lo que ese conocimiento me está diciendo…

En al Sociedad de los poetas muertos nos encontramos con situaciones fílmicas de gran poder expresivo, de gran sentido, como cuando una “eminencia de las más altas jerarquías universitarias”, el Dr. J. Evans Pritchard, Ph. D. reduce el poema a un objeto cuantificable, y su belleza a una fórmula.



La sensibilidad como conciencia del valor de una realidad o situación, de un ámbito, nos muestra la materia pero para desocultar lo que está a resguardo, en su esencia explayándose en un sentido trascendente. A través de los sentidos se nos ofrece sólo una somera información; una especie de llamado de atención que hay que integrar en un examen de conciencia…Por eso uno de los peligros es que al entregar el conocimiento disperso, la realidad fraccionada, el educando se quede en la parte o aspecto y no capte el sentido cuyo valor se aprehende en el todo; y no sólo de una realidad sino de la situación real en que esa realidad actúa respecto de otras y del todo situacional.


Recuerdo aún esas clases de biología, donde se supone, aprenderíamos a entender, valorar y respetar la importancia de la vida, nuestras vidas y las de los demás. ¿Podemos llamar biología al repetir una y otra vez las funciones y partes del “aparato circulatorio” “ojo” o “aparato reproductor”.? ¿Aprenderíamos a respetar la vida de la naturaleza, analizando cadáveres de insectos o peces?… ¿Se valoraría de esta forma la nobleza y belleza de la vida?

Tuve un profesor en mis tiempos de estudiante, a quien aprendí a valorar no a través de sus clases sino de un libro “Memorias de la otra existencia”. Al terminar su estudios, recordaba con gratitud a quien calificara de cómo
“cierto exótico profesor de la escuela en que había aprendido, el profesor de anatomía comparada, Hans Möllendorf. (…) maestro eminente, único en quien había observado a cada paso una especie de estremecimiento estético en la manipulación de las materias de su especialidad. Entonces sucedía algo inesperado y sublime. El profesor perdía la rígida compostura de sus gestos y movimientos y su inexpresiva mímica de expositor objetivo. Olvidado del rigor de su clase se transformaba en el estupefacto contemplador de algo inaudito. Entonces absorto en el espectáculo de una probeta o de una lámina en el fondo de un microscopio, el profesor emitía opiniones carentes de todo valor científico y absolutamente inverificables. Decía por ejemplo “Aquí tenemos una suspensión de diatomeas que ejecutan un maravilloso ballet acuático” (…), otras decía, “Si vivir es crecer, entonces vivir es interpretar una partitura. Y el alma, cada alma, es el intérprete de esa partitura”. “Ah, si tuviésemos, agregaba, oídos más delicados oiríamos el crecimiento desde la mórula hasta el embrión como un crescendo en que van entrando sucesivamente los vientos, las cuerdas y los cobres, y sentiríamos a la vez que el alma goza indeciblemente al componer su propio cuerpo”. Le daba, pues, gracias a ese hombre poco común y a la vez me preguntaba que le sucedía al alma una vez cumplida su jubilosa tarea, despertada ya al mundo y entregada a su propia decisión. ¿Podría ella hacer de sus energías aún no gastadas el despliegue simple e impecable de una música concertante” (Rafael Gandolfo B. Ed. Universitaria, 1985, p. 86-87)

Amor, contemplación, sensibilidad para aprehender lo esencial y su belleza tras lo que aparece como primera información a los sentidos y a la razón…Entonces se toma conciencia, porque nos sobrecoge, la armonía, el resplandor del ser, es decir, su auténtica belleza; la belleza de ser.

Estamos ante lo que podríamos llamar Pedagogía y Educación Estéticas: Pedagogía que educa a partir del encuentro con la realidad a través de su belleza; pedagogía que nos coloca en situaciones que nos instan a afinar el espíritu , el entendimiento, para discernir entre lo esencial y lo efímero, lo profundo y lo superficial, la presencia y la apariencia, la morada y el espacio, el ocio y el negocio, la realidad ambital o transobjetiva y los objetos o cosas, el acontecimiento y el dato, lo atesorable y lo desechable, lo superior y lo inferior, la belleza y lo bonito;..

"Hay formas distintas de belleza. Entre ellas destaca lo sublime, lo que nos asombra por su grandeza y valor, y nos invita a elevarnos a su altura. Esta elevación sólo podemos llevarla a cabo si somos sensibles y receptivos. (...) Cuando se piensa en lo pobres, se lamenta automáticamente su carencia de alimento, vestido y hogar. Pero se alude menos a la sordidez del ambiente y a la fealdad del entorno. Parece olvidarse que la belleza va de la par con la verdad y la bondad. Son tres lo ejes de la vida humana normal" (Alfonso López Quintás en "El Libro de los valores" que escribiera junto a Gustavo Villapalos. Planeta 1998. España, p. 351 y 353)

Anthony de Mello en su relato "Un minuto para el absurdo" nos cuenta:
"El maestro le dijo a un asistente social:
- Me temo que estás haciendo más mal que bien.
- ¿Por qué?
- Porque únicamente subrayas uno de los imperativos de la justicia.
- ¿A saber...?
- Que los pobres tienen derecho al pan.
- ¿Y cuál es el otro?
- Que los pobres tienen derecho a la belleza.
(Sal Terrae, Santander 1993, p.134)

¡Qué riqueza de ser la de hombre y cuán compleja! En el mundo natural, cada realidad está predeterminada a cumplir con su ser - el puma a ser puma, la montaña a ser montaña. En la existencia de estas realidades no hay engaño; en sus respuestas no hay error. Sus existencias son auténticas, simplemente son y, en ellas, el bien es natura y la belleza también están predeterminados. Por lo mismo, bien, verdad, belleza, en las realidades naturales, no implican mérito porque están inscritos en su constitución; pronto a desarrollarse espontáneamente en consonancia con sus esencias. Pues bien, mientras la naturaleza despliega sus fuerzas de ser sin más; el ser humano, consciente de ser y del ser, responde ante sí y ante lo y los demás, acogiendo o rechazando, descubriendo u ocultando o desfigurando, colaborando o abortando… Sólo la educación de la sensibilidad, nos permitirá apreciar la grandeza en lo pequeño, al mismo tiempo que nos despejará la visión cuando los ostentos del camino insistan en separarnos del ideal.

Tengamos claridad que Pedagogía o Educación Estética no es lo mismo que Pedagogía en Arte o Educación Artística. Mientras la primera forma al hombre contemplador de toda belleza; naturales y artísticas, la pedagogía del arte y educación artística forma al profesional creador de obras de arte. Así la educación estética es parte de la formación de la persona como tal, de toda persona y todo acto personal. Es la formación del hombre como contemplador. Enseñar a vivir la vida y cada uno de sus actos en forma bella, para ser mejores personas, es nuestro reto. Es la belleza del ser la que tiene manifestaciones o proyecciones sensibles para las cuales hay que educar la sensibilidad. La educación de la sensibilidad o estética – de la belleza- impulsa la ascensión del hombre desde lo visible a lo invisible.
  • Ante la falta de una Pedagogía Estética o educación de la sensibilidad…
Insensible o resentido; iluso o desilusionado; muchas veces el ser humano se pierde en un mundo infrahumano. El miedo al fracaso o al dolor, experiencias pasadas no superadas, pueden llevarnos a desconfiar no sólo en los demás, sino en nuestras propias fuerzas. Así, aquello que algún día fue un sueño, aspiración, valor, aparece como inalcanzable: el ideal es reducido a "utopía". El antes optimismo, aparece transformado en resentimiento derrotista que puede adoptar distintos caminos pero un solo y nefasto resultado: alejamiento de los valores, empobrecimiento espiritual, indigencia existencial. En esta situación de absoluto desvalimiento, es fácil confundirse y creer que la solución está en cambiar deber por poder, sin percatarnos de estar cambiando la posibilidad de ser feliz por euforia, exaltación, velocidad o huida, fusión o adicción...
¿Cómo retomar el camino del respeto a sí mismo y a lo y los demás; cómo redescubrir el valor de la existencia?

Imprescindible reflexionar sobre artículo de A. López Quintás: "La pedagogía de la admiración y su fecundidad educativa"
http://www.riial.org/espacios/dpersona_doc3pa.pdf

Educar la sensibilidad, retomar la visión estética de la vida, aprender a contemplar sin afán de poseer, aprender a mirar en forma creativa para descubrir lo que está tras aquello que puede ser espontáneo pero no auténtico. La palabra grosera, la impertinencia, la indiscreción, la insolencia, la presunción, la violencia, la frivolidad…pueden surgir en forma espontánea, por habituación, acostumbramiento, moda, mecanismo de defensa o como quiera llamársele; pero no pueden reflejar el verdadero ser de la persona, porque son contrarios a su esencia.

Cuando han sido tantas las heridas, los temores acumulados, los intentos fracasados, el ser desfalleciente busca un apoyo, una mirada o palabra que diga: ¡Vamos, arriba; esfuérzate, puedes: todo lo grandioso empieza siendo pequeño! El más grande de los genios, héroes o santo, tuvo que empezar aprendiendo las letras, lloró porque tuvo miedo o dolor y se equivocó muchas veces… Muchas veces será quien nos ama quien nos descubra antes que nosotros mismos: descubrirá nuestra belleza, potencialidad, fuerza de ser. Precisamente, es Quijote quien descubre a Dulcinea; oculta tras una maltratada Aldonsa que no había sabido valorarse; herida por los constantes malos tratos, reducida a un ser meramente funcional. El amor de Quijote traspasa los harapos y su actuar del momento para ver a la auténtica Dulcinea; contempla su real belleza, su nobleza y entra en diálogo...sólo la ama, la respeta.

¿Habría tantos abusos - de toda índole- si fuéramos capaces de formar (educar) en respeto, el respeto?



Solamente el respetuoso puede acceder y realizarse en el mundo sublime de los valores; sólo quien es capaz de descubrir la nobleza en medio de la oscuridad, es capaz de plasmar un ideal. Un ideal no es una mera idea, es una idea motriz, un valor asumido como convicción; una dirección y asidero.



"Toda, toda mi vida cambió. Me hablaste y todo fue diferente (...) y me miraste y me llamaste por otro nombre...Dulcinea, Dulcinea... me llamaste de ese modo....Dulcinea y sonó dentro de mí la voz de un ángel...(...) Me hablasteis de un sueño y de un ideal; de cómo había que luchar, no importa ganar o perder con tal de ser fiel a un ideal..."
No hay mayor falta de respeto que faltarlo a la inocencia ...
Educar la sensibilidad y formar en valores es nuestra responsabilidad y deber; somos más que pasa materias o desarrolladores de competencias; somos formadores de hombres y mujeres de bien...

Sólo quien respeta, se respeta, agradece y es sensible a la nobleza. Sólo quien respeta es capaz de vivenciar lo que es la consideración, la reverencia, el silencio a diferencia del vacío, lo sublime, lo superior... lo valioso de ser, de existir, el valor de no traicionar los principios, de buscar lo mejor, de distinguir entre la caída y el ascenso para aferrarse al valor de ser por sobre los miedos al dolor o al fracaso y así levantarse para cumplir con el deber, con una promesa, una lealtad, un sentido, un amor... Por eso, para todos aquellos que saben lo difícil que es vivir por un ideal; la soledad y el sacrificio que ello implica, la incomprensión de muchos y tanto más...Ama, credi e vai



Sólo el respetuoso valora la existencia como un don; contrariamente al presuntuoso que se apodera de todo. El insolente, sobreestimándose, no acepta límites porque sólo él los pone de acuerdo con sus estimativas: es dueño de la naturaleza, de los demás, de la vida y de la muerte... Actitud comprensible (no justificable) en los adolescentes, denominada por Hildebrand "histeria de la independencia y del aparentar más de lo que son. El joven demanda independencia y, ante todo, desea imponerse al otro con su superioridad e independencia. No quisiera tener que confesar que algo le puede conmover, producir una consideración extrema o sorprender. Se preocupa convulsivamente de jugar el papel del hombre independiente, del que todo lo adivina. de quien está por encima de todo, haciendo ostentación de una seguridad impertubable. Pero cuanto mayor es su pretensión de exhibir esa seguridad, más inseguro resulta ser en realidad..."

Es esta actitud mezcla de orgullo, inseguridad e inmadurez, la que le lleva a fanfarronear, presumir , ser irreverente; pues confundido ve en toda consideración, gratitud, un menoscabo. Actitud comprensible en quien lleno de vitalidad está aventurando en la vida y debe aprender que valiente no es quien no tiene miedo ante nada, sino quien a pesar de ello y dominando el miedo, hace lo que se debe hacer porque hay un bien, un valor mayor que resguardar o procurar. Quien no tiene miedo o es un inconciente que no ve los riesgos o es alguien que no valora los bienes superiores -como la vida- que se pueden dañar irremediablemente o perder.

El hombre en su madurez, aprende que la vida es compleja, que se puede errar, que la misericordia (condolerse de la miseria) y el perdón son parte de la vida; aprende que la sabiduría está en reconocer los límites y los dones; pues en la colaboración, en la complementariedad está la verdadera cultura: nutrir, preparar la tierra de acuerdo con la siembra... Qué bueno que no todos tenemos el don del canto; pues quien lo posee tiene la responsabilidad de cultivarlo y hacer de él una profesión, un trabajo, un servicio para quienes no lo tenemos y, gracias a ello, sólo podemos darnos el regalo de apreciar y gozar su presencia...

Respetar los dones, la diversidad, la belleza de cada persona – única e íntima- ¿lo hace el sistema educativo?

UNIDAD II: Lenguaje del cine y lenguaje ético

A través del cine se adquiere una sensibilidad especial; en este sentido, podemos hablar de una sensibilidad cinematográfica, de una cultura cinematográfica y, por lo mismo, de una educación para el cine.

Educar para el cine implica aprender a ver cine: aprender su lenguaje, pero, principal y primeramente, aprender a ser espectador del mismo. El gran cine requiere de un gran espectador que haya aprendido el arte de contemplar (pedagogía de la admiración), de interpretar una obra que juega con tiempos y espacio, con escenografías donde nada es casual, con personajes, diálogos, sonidos y silencios, colores, movimiento, dramatización… El cine es arte que, como tal, nos exige sensibilidad y creatividad para entrar en diálogo con el mundo que sus autores nos ofrecen. Este curso, no tiene hoy como finalidad directa, específica, aprender a ver cine; aunque sí a través de su desarrollo, de la proyección de grandes películas, de nuestros comentarios, podemos ir afinando nuestra mirada cinematológica…y aprehendiendo y disfrutando de situaciones fílmicas (escenas o secuencias) de gran poder expresivo. ¿No es lo mismo que exige un mundo que quiere ser respetado, valorado, reconocido en su nobleza?

Para un conocimiento básico del lenguaje del cine, remito a un mayor y valioso material educativo que pueden encontrar en el sitio Web de Enrique Martínez-Salanova Sánchez, a saber, http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/lenguajecine.htm

“Existe una sensibilidad inicial para el cine, que se puede ir trans-formando en una cultura, en un hábito cinematográfico, en un saber que, a su vez revierte de nuevo en una mayor sensibilidad para el cine, y, en definitiva, para las cosas que el cine nos cuenta. He ahí el carácter educativo del arte cinematográfico”. (Carmen Urpi “La virtualidad educativa del cine” Ed EUNSA, Pamplona, 2000. Pág.137).


El lenguaje del cine es poesía de tiempos, espacios, sonidos y silencios, palabras, movimientos...

     Lenguaje fílmico

Pues bien, en este curso, subrayaremos “las cosas que el cine nos cuenta”, intentando aprehender a través de ellas, su poder formativo, esto es, valórico. Son los valores los que nos educan, cultivan; hacen ser mejores personas. La instrucción nos informa, enseña estrategias que desarrollan nuestras habilidades (la palabra de moda es “competencias”); la educación pone esa instrucción al servicio de la formación nuestra como personas más valiosas. Podemos hablar de educación cinematográfica, entonces, en un doble sentido:
1) Una formación en la técnica, historia, teoría fílmica que prepare al espectador para apreciar el cine.
2) Un ámbito de posible aprendizaje para la vida. El cine posee una virtualidad educativa.

Ver la entrada de blog "Evaluaciones" para aprender una forma de trabajar los valores encarnados en lo que se llama "la forja del héroe"
Música en el cine
Canciones en el cine

LA EDUCACIÓN COMO RETO MORAL
Somos seres morales; consustancialmente morales.
La relación organismo –medio se sustenta en una estructura natural que, de modo predeterminado, le permite responder las suscitaciones que afectan su viabilidad. El animal es un ser reactivo; su vida está limitada por la capacidad de reacción a los estímulos del medio; no tiene más opción que la permitida por su dotación biológica: es un ser “ajustado”. Por lo mismo, podemos afirmar que en el animal no hay error de respuesta, no hay responsabilidad; no tiene que justificar su respuesta porque en él no existe la posibilidad de optar. Al gato no le queda más que hacer uso de sus garras para apresar la comida, defenderse o atacar ¿El ser humano? Su gama de posibilidades es inacabable; sólo depende de sus conocimientos, imaginación, voluntad, moral....   Puedo hacer uso de mis manos para sembrar mi alimento, hacer uso de tecnologías para conservarlo por años, crear industrias para luego comercializarlo y que otros lo apresen por mí, puedo usar de cañas de pescar, rifles, trampas, importar y exportar alimentos, traspasando las barreras espaciales...
¿Qué acontece en nosotros?
Primero, nosotros no respondemos a una mera afección de estímulos suscitadores de nuestro organismo; pues nuestra capacidad de inteligir nos coloca ante estímulos que sabemos son reales. Precisando aún más, nos enfrentamos a realidades estimulantes y desde una realidad, la propia, que también la sabemos tal, ideamos un proyecto... Esta situación nos pone en un nivel de existencia que trasciende lo orgánico y lo inmediato, tanto espacial como temporalmente: una existencia que debe justificar sus respuestas ante sí y ante los que afecta.  Además, dado que somos conscientes de que esa realidad que nos estimula no se agota en esa estimulación; podemos pre-ocuparnos de ella y no sólo ocuparnos; podemos enfrentarnos a ella, esto es, ponerla frente a nosotros, de tal forma decidir qué hacer ante su estimulación y nuestras sensaciones, percepciones, impulsos: somos libres y, por lo mismo, responsables de la respuesta que demos.
La opción es consustancial a nuestra existencia; también entonces su justificación. Debemos dar razón por la acción elegida y por el rechazo de las demás. Es esta nuestra condición moral ineludible.
Tienes hambre... allí está la comida; pero no.... debes distribuirla para que todos puedan sobrevivir: Pre-ocupación, proyeco o planes, responsabilidad, consideración, fortaleza, prudencia, equidad... Todo eso y más en las decisiones tomadas por los 33 mineros...


Principios de la educación moral
1. Debemos conocer la realidad, para direccionar nuestra creatividad y optar por aquellas respuestas que impliquen “cultivo de” y no “destrucción de”: Dar la espalda a la realidad es una actitud suicida y homicida de la cual somos inevitablemente responsables.
“Es suicida ya que quien construye castillos en el aire, desconociendo el terreno que pisa, no tarda en caer en algún hoyo. La imaginación pueril como es sabido es la que se pierde en ensoñaciones sin punto de apoyo en la realidad, y después sucede que el niño, a fuerza de imaginar sin fundamento, se creyó Tarzán y se rompió el fémur pensando que saltaba de liana en liana. La imaginación creadora, por contra, la imaginación adulta, es la que se nutre de la realidad y trata de ampliarla proyectando desde ella. Por otra parte, desconocer la realidad y construirse la vida de espaldas a ella es también «homicida»: el que vive siempre en las nubes es un peligro privado y público, bien porque propone proyectos ilusorios, que acaban en la frustración de quienes se alistaron confiados, bien porque ignora si está causando daño o bien. Su ignorancia resulta en cualquier caso peligrosa.
Por eso conviene experimentar la realidad cotidiana, informarse, recurrir a las aportaciones de distintos saberes, y echar mano de la experiencia ajena a través de la literatura, el cine, las artes plásticas y unos medios de comunicación «bien administrados». Una mente abierta a los problemas y a las propuestas de solución ya existentes es esencial para una persona moralmente educada.” (Artículo en “Somos inevitablemente morales” de Adela Cortina Catedrática de Ética y Filosofía Política Universidad de Valencia http://www.zubiri.info/cortina.htm )
2. Debemos ser idealistas pero no utópicos o ilusorios: Un ideal es una idea de perfección de existencia generada desde una realidad que ha sido desentrañada por una inteligencia que respeta su ser y, por lo mismo, vislumbra caminos para su cultivo; distingue entre nutrientes y nocivos para la misma.
“Sería idealismo positivo considerar que la historia humana se construye también con ideas e ideales, y que es puro conformismo, dejación de humanidad, resignarse a pensar que no hay más cera que la que arde, aferrarse con uñas y dientes a la vulgaridad y la ramplonería, tachando de ilusos a cuantos intentan abrir nuevos horizontes. (…). Una cosa es soñar utopías cuyo fracaso conduce a la frustración de los ideales por los que nacieron, otra bien distinta ampliar el ámbito de la realidad posible, para encontrar siempre ante cualquier problema una salida. Los enigmas excitan la imaginación y la razón creadoras; las aporías, los callejones sin salida bloquean las capacidades humanas y acaban matando el impulso vital.” (Ibíd.)
Quienes de espalda a la realidad elevan una idea preconcebida como ideal, caen en un utopismo relativista, direccionado por intereses particulares, por ansias de poder o dominio sobre la realidad para su consumo o apropiación. Quienes dan la espalda a la realidad intentarán por todos los medios promover una masa de hombres no pensantes, co críticos, no creativos, sin ideales, sin convicciones morales: seres manipulados pero no educados.
3. Para educar en responsabilidad, debemos educar desde la realidad de un ser humano “situado”, que nos permita cumplir con aquellos tres momentos éticos de que habla Ignacio Ellacuría: hacerse cargo de la realidad, cargar con ella y encargarse de ella para que sea como debe ser.
«Hágase usted cargo» -decimos cuando pretendemos que alguien comprenda bien una situación antes de decidir, no sea cosa que tome una decisión de la que después podría arrepentirse. «Cargue usted con las consecuencias» decimos cuando queremos mostrar a alguien que es a él a quien van a pedirse responsabilidades de lo que sucede, porque es quien toma la decisión, por mucho que quiera escabullir el bulto. «En definitiva es usted el encargado» decimos cuando el responsable se esfuerza por pasar la pelota al superior, al inferior, o al sistema en su conjunto. Asumir estas tres obligaciones con la realidad social en la que ya estamos implantados es lo contrario de encogerse de hombros alegando que, a fin de cuentas, «no soy guardián de mi hermano.  Lo cierto, es que quien intenta eludir la realidad o no darse por enterado de ela y de su incumbencia, es claro que lo que hace es practicar una moral de irresponsabilidad, "que a la larga acaba pagándose. Y digo el impersonal «se» con plena conciencia, porque, lamentablemente, no siempre es el irresponsable quien paga las malas consecuencias, sino otros más débiles que él.».(Ibíd.)
4. Educar es enseñar a descubrir y amar los valores – verdad, bien y belleza- de tal modo sean asumidos como principios de vida. Asumidos los valores, pasan a configuran nuestro ser conforme las virtudes. Es la educación como actitud de vida, donde el bien es bondad, la verdad es veracidad y la belleza es éxtasis.
       
4. Educar es enseñar a descubrir y amar los valores – verdad, bien y belleza- de tal modo sean asumidos como principios de vida. Asumidos los valores, pasan a configuran nuestro ser conforme las virtudes. Es la educación como actitud de vida, donde el bien es bondad, la verdad es veracidad y la belleza es éxtasis.
De acuerdo con lo expuesto, la educación, desde una perspectiva ética, es una forma de realización de nuestra existencia, acorde la asunción de los auténticos valores. En este sentido, la educación implica nuestra realización moral; una vía de perfeccionamiento voluntario; de búsqueda, descubrimiento y realización de los más altos valores. Educarse implica el reto de ascender en honestidad, en bondad de ser, en mérito de ser; implica, por lo mismo, la realización de virtudes.

           
Ahora bien, llamamos virtudes morales a las diversas formas que presenta la realización del bien, acorde las situaciones que debemos enfrentar durante el desarrollo de nuestra existencia. Así, hablamos de virtudes naturales cardinales o derivadas y de virtudes teologales o sobrenaturales. La educación en este sentido implica un reto moral, pues el bien no siempre es fácil de distinguir del mal; como tampoco es fácil superar la comodidad, conveniencias o placeres inmediatos que puede ofrecer el aparente bien o mal. Muchas veces el ser humano distingue entre lo bueno y lo malo, lo correcto o incorrecto; pero por debilidad cae en los vicios. Mientras las virtudes implican una real realización del auténtico ser que somos; los vicios implican una falta de auténtica realización que puede ocultarse tras la fachada de bienestar, poder, tener o placer.

            Prudencia, Fortaleza, Templanza, Justicia son
las virtudes que llamamos naturales “cardinales”, por cuanto como los puntos cardinales, indican un camino de corrección a seguir (un camino educativo). Cada virtud cardinal se puede expresar a través de diferentes virtudes que , entonces, son llamadas “derivadas” La adjetivación de “naturales” es para diferenciarlas de las virtudes teologales o sobrenaturales que dicen relación directa con Dios, pues en Él tienen su origen y destino; así las virtudes de la fe, esperanza y caridad (camino de gracia, revelación y santidad).  Imprudencia, Debilidad, Intemperancia e Injusticia; Infidelidad, desesperanza y odio, son las nominaciones que damos respectivamente a los vicios que caracterizan una existencia por oposición o ausencia de las respectivas virtudes. El estudio de la educación en relación con las virtudes teológicas y con el sentido final de la existencia o llamado Bien Final o Último, puede dar lugar a una perspectiva teológica de la educación. 


 La prudencia es la virtud del saber pensar para decidir en forma correcta.  Si no sé distinguir entre el bien y el aparente bien o mal o entre un bien mayor y otro mayor, no podré ser fuerte, templado ni justo; pues dirigiré mis fuerzas hacia lo incorrecto y caeremos en insensatez, astucia, avaricia, prepotencia, irascibilidad, vanidad, ostentación, etc. 
Virtudes derivadas de las cardinales (son formas de expresar la prudencia, fortaleza, templanza, justicia, son: Consideración, saber dar y pedir consejo, prudencia corporal, eutrapelia, orden, solidaridad, colaboración, generosidad, magnanimidad, justo anhelo, humildad, obediencia, sobriedad,  autenticidad, fidelidad, agradecimiento, responsabilidad, paz, laboriosidad, perseverancia, ecuanimidad y otras.

UNIDAD III: Valoración ética del cine

Necesitamos formar profesionales de la educación comprometidos con ella, con el ser humano en cuanto educable; personas cuya sensibilidad les permita acceder a los valores, de tal modo descubrir que las ciencias, técnicas o ingenierías, tienen un sentido valórico que trasciende lo funcional y la educación es más que adquisición de datos o competencias.

Necesitamos formar un profesional que cuando enseñe, enseñe el valor de enseñar y de aprender, el valor de lo enseñado y de lo aprendido
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La palabra vacía de vivencias, aquella que no trae consigo una carga de olores, formas, colores, texturas o valores…, a lo más logra ser parte del inventario de datos que conforman las memorias de personajes que van a la búsqueda de un fácil impacto comercial y/o resonancia social. Por ello, cada vez son más los profesionales cuyos títulos o grados académicos sólo pueden dar crédito de conciencias “enchapadas en oro o simple fantasía”. Así, son más los eruditos en justicia que los justos; los instruidos que los educados… Sólo sucede que alguien quiso ser médico y le pusieron nota máxima en cardiología pero nunca le preguntaron sobre la importancia y el cómo tratar a una persona. Por ello, comparto plenamente las palabras que eligió Maria Ángeles Almacellas para iniciar su libro “Educar con el Cine”:

“Una larga experiencia me ha llevado a la conclusión de que, en la actualidad, lo que procede no es tanto “enseñar” valores a niños y jóvenes cuanto “ayudarles a descubrirlos”. De esta forma, ven a salvo su libertad de búsqueda y su capacidad de iniciativa, y se persuaden interiormente de la importancia de los grandes valores para su vida. Lograr esta forma de persuasión interior es ineludible, pues lo decisivo en la formación no es tanto conseguir que los alumnos aprendan determinados contenidos cuanto que fragüen convicciones profundas acerca de las cuestiones básicas de la existencia.” (“Educar con el cine. 22 películas” Ediciones Internacionales Universitarias. Madrid; 2004)

A través del cine se adquiere una sensibilidad especial, podemos hablar de una sensibilidad cinematográfica, de una cultura cinematográfica. Necesitamos una educación para el cine - aprender su historia, sus componentes, técnica, teorías sobre el mismo- pero también podemos educarnos desde el cine.
“Existe una sensibilidad inicial para el cine, que se puede ir trans-formando en una cultura, en un hábito cinematográfico, en un saber que, a su vez revierte de nuevo en una mayor sensibilidad para el cine, y, en definitiva, para las cosas que el cine nos cuenta. He ahí el carácter educativo del arte cinematográfico”. (La virtualidad educativa del cine" Carmen Urpi. Ed. EUNSA. p.137).
Entonces, se puede hablar de educación cinematográfica en un doble sentido:
1) Una formación en la técnica, historia, teoría fílmica que prepare al espectador para apreciar el cine.
2) Un ámbito de posible aprendizaje para la vida. El cine posee una virtualidad educativa. El cine es el arte de lo sensible: imagen, música, movimiento, escenografía, vestuario…pero al mismo tiempo es trascendencia de lo sensible; pues su propósito es que nos olvidemos de la mediación técnica de la pantalla… ir de lo sensible a la sensibilidad.
  Valoración ética del cine

Observación: Puesto que a menudo, usamos los términos ética y moral, es necesario recordar su conceptualización base, de tal forma aclarar el sentido de su usos o referencias. 



Llamamos ética a la disciplina filosófica que estudia la moral (del mismo modo que, análogamente, llamamos biología al estudio de la vida).
Llamamos moral a esa dimensión propia del ser humano que le va otorgando a su ser un perfil de bondad o maldad, honestidad o deshonestidad, dependiendo de su actuar  correcto o incorrecto, conforme o no con el deber ser y no meramente con el poder ser.  Se entiende por bien moral aquel que logramos por mérito propio, dominando nuestros impulsos destructivos y adquiriendo la fortaleza para actuar conforme a lo que realmente nos perfecciona – a pesar de los obstáculos y sufrimientos que ello nos pueda ocasionar- de tal modo realizarnos como seres humanos justos; tanto en forma personal como interpersonal y social en general.
Cualquier valoración ética es difícil; implica un juicio sobre la perfección moral de una persona; sobre sus intenciones, acciones y obras; sus vicios y virtudes... Valorar supone, por lo tanto, una postura o visión sobre un ideal de perfección que nos permita luego afirmar si nuestros actos reafirman ese ideal o, por el contrario, atentan contra él. Es, en este sentido, que hoy nos proponemos averiguar cuáles son los principios que debiéramos tener presente para direccionar, fundamentar y delinear los límites y alcances de los juicios éticos que se emiten y emitimos sobre el cine.

La importancia de la madurez moral del espectador

                El cine, como toda obra, se propone ante la mirada de un espectador.  Una película no será  interpretada ni influirá del mismo en un espectador que tiene una actitud crítica, convicciones, equilibrio emocional, nivel intelectual que, en otro espectador,  pasivo,  sin convicciones, sin una visión clara de su propia identidad y, por lo mismo, fácilmente influenciable; ya por su corta edad o por la  falta de conocimientos y de experiencia; ya por una discapacidad o por no conocer el lenguaje fílmico.   La formación de un espectador crítico de cine es compleja por la riqueza de este mismo, ya que encierra en sí todas las artes: su apreciación encierra valores estético - poéticos, intelectuales, morales.  Así, excelentes filmes  como “Requiem por un sueño” o “La naranja mecánica”, no deben ser llevados a un aula de escolares básicos; no porque sean en sí inmorales o nocivos; sino porque estas películas no son para cualquier tipo de espectador: no son para una persona ya con psicopatologías o desequilibrios emocionales, como tampoco para personas de niveles intelectuales bajos. Un niño de diez años, por ejemplo, aún no está capacitado, en ningún sentido, para entender y enfrentar sin distorsiones, la visión de escenas muy fuertes de destrucción moral y emocional del ser humano.  Inmoral sería quien expusiera a un niño a esa proyección; como también sería inmoral quien lo expusiera al peligro de dejar a su alcance remedios, cuchillos, líquidos corrosivos, agujas, etc.
                             El conductismo: la violencia con rostro de ciencia y de educación es
                              denunciado en "La naranja mecánica"
                  Luis Campos agrega, en su libro “Sentido y juicio ético ante el cine”, ed. Paulinas 1989, pág. 37: “…al menos para personal adultas el cine es más una revelación de lo que es el espectador que una causa influyente sobre él.  El filme es, más bien, una ocasión para que el espectador proyecte su propio subconsciente.  (…) En este caso, el cine sólo sería un estímulo, o a lo más una tentación, ante lo cual espectador demostraría aquello que es”.  De ahí la importancia dela censura no del film mismo, sino del espectador por su condición de inestabilidad moral o emocional.  Luis Campos agrega: “El espectador ideal sería el que fuese tan maduro que no le ocasionase daño ver la opinión de los demás, aunque esta opinión sea contraria a su moralidad y a sus ideas”.
  
Actitud moral del director del filme
                Lo primero que debemos aclarar es que nos referimos a la moral de una persona no en cuanto persona, o en cuanto gestor o administrador de las relaciones interpersonales y laborales del equipo de filmación que trabaja a su cargo.  Así, en este sentido, no nos atañe la moralidad o inmoralidad de quienes han sido acusados, por ejemplo, de abuso sexual como Woody Allen o Polansky; ni siquiera hacemos referencia a la acusación de plagio de que fuera objeto el primero, en relación con el guión de su filme “Vicky Cristina Barcelona”.  

                Cuando hablamos de la actitud moral del director del filme, hacemos referencia a la huella moral dejada en la obra fílmica; la cual – para bien o para mal- cobra independencia del mismo autor. Hablamos, entonces, de una ética del ser humano en cuanto “creador” de una obra que expresa su intención moral más allá de los tiempos y espacios.  Análogamente, hablamos de la moralidad del acto de creación de la bomba atómica: ésta fue creada por alguien, en un momento y espacio de la historia, con intenciones destructivas; sin embargo, su creación  trascendió al autor de la misma: ya  no podemos deshacernos de ella; su imperio de amenaza trasciende la vida y muerte de su creador.   La pregunta, entonces es: esta obra cinematográfica, tiene un propósito de hacernos mejores, de llevarnos a tomar conciencia de nuestras falencias morales: intemperancia que nos lleva a la ira, a las drogas, a las violaciones; imprudencia que nos lleva a arriesgar la vida por nada; debilidad que nos lleva a  abandonar a los hijos por no comprometernos con nada; injusticia que nos lleva a la avaricia y a despojar al otro de lo que merece…  El filme ¿nos muestra el mal actuar como mal o nos confunde hasta hacernos rogar que no pillen al asaltante porque se nos presenta como un ser tan carismático o atractivo?  
           Las películas de Kubrick, Aronofsky, Meilleres,  por ejemplo, expresan mucha violencia pero no son violentas sino que denuncian lo destructivo de ella: son un grito desesperado de artistas del cine que nos piden: no más violencia, no más destrucción, no más autodestrucción, no más exigencias que aniquilan porque están más allá de nuestros límites, no más odio, no más totalitarismos, no más mecanización ni erotización del ser humano.” 
¿Cuáles son las cegueras que como educadores tenemos el deber moral de descubrir para poder guiár?
                    En la Naranja Mecánica, Kubrick “nos presenta un joven robotizado (Clockwork: Que se le da cuerda).  Alex está tan condicionado por la sociedad como luego lo estará por el sistema de tratamiento.  Es violento y violador porque la sociedad en que vive está supererotizada (recordemos las ambientaciones y adornos de las casas) y es ultravioleta (nadie se fía de nadie; la tortura es la manera de imponer “la ley y el orden” “(Ibíd. Pág. 43).  Es claro, entonces, que nos preguntemos ¿Se muestra en los filmes el amor como amor o se intenta mostrar como tal lo que no es más que un juego emocional o pasional de un momento sin mayores compromisos?   Al encender el televisor es mucho más fácil encontrar programas o publicidad que juega con el erotismo y no que intentan visionar el amor en cualquiera de sus formas.  
             La inmoralidad está, entonces, en quien hace del cine un instrumento para destruir, para confundir; ya con fines ideológicos o con fines meramente comerciales (la pornografía, las drogas, el sensacionalismo, lo superficial, son de más fácil y mayor venta)
Pluralismo y ética
                Existen diversas corrientes éticas, dependiendo de la visión antropológica que se tenga del hombre, esto es, de las ideas y creencias que se tengan sobre nuestra esencia, origen, destino y la finalidad que demos a nuestra existencia.  Por lo mismo, dependiendo de la visión que tenga el director de cine, dependerá también el mensaje que nos ofrecerá su filme.  Esto dará lugar a debates sobre la moralidad o inmoralidad del filme, dependiendo de las ideas y creencias del espectador que muchas veces se sentirá felizmente interpretado y otras, cruelmente ofendido.   Lo importante es darse cuenta de la visión de hombre, de mundo, de Dios que está tras el film y, con madurez y respeto, discutirla.  No para cambiar al espectador que piensa distinto sino para enriquecerse con el otro que también  es auténtico y respetuoso con las creencias del otro.  Por supuesto, que un debate ético del cie, en estas profundidades, requiere de una gran madurez, capacidad de escucha y de diálogo; tanto del educador o moderador de un cine foro, como del espectador.  Desafortunadamente, es muy fácil caer en la pelea, en la burla, en el desprecio o en la indiferencia con el interlocutor distinto; cuando, en verdad, es quien tiene otros planteamientos sobre la vida, quien nos ayuda más a revisar e incluso consolidar los propios.  Lo importante es la discusión con el alma limpia; sin manipulaciones por parte del director de cine, del educador o moderador del cine foro o de los espectadores.



                Consecuentemente con lo expuesto, obtendremos una mejor comprensión del filme, conociendo la biografía de su director. 
Es inmoral el cine que profana la persona

                Uno de los peligros éticos del cine es la profanación de los actores y, consecuentemente, del espectador.  ¿Cuáles deben ser los cuidados que debe tener el director al pedir a un niño – por ejemplo- que actúe la escena de un niño violado o cruelmente asesinado o poseído?  ¿Cuándo el filme cae en sensacionalismo, violentismo o pornografía? Estos son los temas que un educador debe tener claro.  La maestría del director de cine está en su creatividad.  Ninguna escena nos hace sentir más la perversión de los guardias que violan a los niños de “Los hijos de la calle” y sin mostrar la violación misma: la vemos en nuestra alma: en el pantalón que cae sobe los zapatos de un niño al que al mismo tiempo lo obligan a rezar en vos alta el rosario, en el túnel que te aniquila, en esa cámara que da vueltas, en el ya hombre, frente a un Cristo crucificado, recordando estas imágenes.  El gran cine no muestra: EXPRESA.  Es como el amor: se expresa a través de los cuerpos que se abrazan; pero no se muestra; pues también los que no se aman se pueden abrazar…
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LA FUERZA ÉTICA DEL DOCUMENTAL La palabra documental tiene su origen en la palabra documento. Esto así, el film documental tiene como finalidad apresar para hacernos llegar, más allá de los espacios y tiempos, sucesos, acontecimientos, formas de cultura, credos, personajes, problemas, conflictos y las diversas formas de interpretar y valorar los mismos. El documental es considerado fuente de conocimiento, de investigación. Los documentales informan e instan a la reflexión, conforman actitudes, provocan sentimientos, discusión, diálogo; no tanto sobre sí, como sobre la temática tratada. … Esta forma fílmica de presentarnos la realidad, puede adquirir diversas técnicas, estrategias, estilos.  Mientras el film de ficción busca entregar una realidad creíble, metafórica, fantástica, de ciencia ficción; pero sólo imaginaria; el documental responde a aquella realidad de la que se es consciente y se considera que debe ser expuesta públicamente. El documental hace uso del poder de la imagen y del sonido por sobre la palabra; no es ensayo; libro, informe científico, literatura; pero tampoco es ficción. ¿Cuál es, entonces, el nexo entre imagen y realidad propia del documental; es su influencia moral mayor que la de la ficción?
    Así como la imagen fotográfica registra un momento real, el dodumental supone un registro que cine la imagen a las formas, contenidos, tiempos, espacios, relaciones reales: un documento audio visual histórico.  Esa es su fuerza educativa y mayor riesgo...  Todo lo expuesto sobre la actitud del director de cine, se triplica en el caso del director de documental; pues requiere de su lealtad con la verdad real.  Un primer plano o un plano general, la fuerza de la música, la cámara lenta o más rápida, pueden exagerar o disminuir la importancia de un acontecimiento.   Hay documentales donde el director interviene en la acción con sus preguntas, con su actitud; en otros el director se coloca como espectador silencioso... Tal como en el reportaje periodístico, su moralidad será decisiva en la forma de mostrar la realidad y no la visión que por conveniencias, simpatías, trayectoria de vida, compromisos ideológicos, credos, está  dispuesto a tergiversar.

EL CINE FORO Y SU POTENCIAL EDUCATIVO
   Quien tenga propósitos educativos, puede hacer del  cine foro un recurso al cual recurrir con la seguridad de apreciar no sólo la esencia del cine, que es el arte, sino su gran potencial formativo.  Efectivamente, más allá del placer estético que nos pueda procurar un buen guión o argumento, excelentes actuaciones, majestuosa música, grande y significativa toma fotográfica o planos, juegos de tiempo, dirección, etc., podremos  aprehender a desentrañar ese mensaje que dio sentido a todos los elementos que están en juego en el llamado lenguaje del cine.  No siempre es fácil captar ese mensaje; más aún si la temática es compleja o la forma de presentarla es metafórica.  Pongamos como ejemplo películas como Smultronstället (Fresas Salvajes) de 1.957 o cualquiera de Ingmar Bergman y Black Swan (Cisne Negro), dirigida, en 2.010, por el también complejísimo Darren Aronofsky.
                Es cierto que para ayudarnos a entender la temática y el mensaje de un filme - no el argumento que es el relato o narración de los hechos- no podremos recurrir a menudo al cine foro que requiere un número de al menos tres espectadores para que tenga sentido: Podemos también ayudarnos consultando críticas de cine, revistas o libros especializados, programas televisivos, cursos de apreciación, etc.  El cine foro aparece como una excelente estrategia didáctica para ser empleada en un aula de clases, realizar un debate guiado para padres y apoderados o entre los diversos actores de una comunidad educativa especifica; por ejemplo, entre profesores y apoderados, profesores y alumnos, alumnos y apoderados de determinado curso.
                El cine foro requiere de preparación y de diversos actores, su desarrollo distingue cinco e, incluso,  seis momentos: A) Preparación, B) Presentación del Film, C) Proyección y D) Desarrollo de guías E) Discusión o Foro y, a veces, lo que llamaré F) Proyección Activa.  Los actores requeridos para llevarlo a cabo: Director del cine foro, colaborador(es) de dirección, colaboradores de implementación o logística, ayudantes de desarrollo de guías.  Ahora bien, si no cuenta con colaboradores – puede ocurrir a menudo-  usted podrá y deberá hacer todo, por lo cual requerirá mayor tiempo de preparación.   
                En un pequeño, simple por su lenguaje pero claro e interesante libro, Luis Campos Martínez[i] y  libro decía: “Las imágenes se imponen directamente a cada individuo, con una gran dosis de verdad; la participación es intensa y por eso mismo peligrosa si no es controlada” El cine puede mover fácil e intensamente las emociones y, con mayor intensidad, a un espectador no educado en el lenguaje del cine: risas, miedos, llanto, nerviosismo, odios, idolatrías, simpatías…  Siempre recuerdo el llanto que estalló en medio de la oscuridad y silencio de la sala de cine, cuando mi hijo de cuatro años vio que apresaban a la mamá de Dumbo… Pronto, empezaron otros a llorar y el público a susurrar “Pobrecito…”, dando más fuerzas a sus llantos.  Es el contagio social de las emociones que, generalmente, actúa de forma inconsciente, según la psicología de masas. No se trata de quitar la magia, emoción, sensibilidad que es bueno desarrollemos todos; en este sentido el cine puede ser excelente, se trata de “sacar al espectador del sueño hipnótico en que lo ha colocado el filme, de sacudir su pasividad ante el río de imágenes y de sonidos (agreguemos ahora, efectos especiales) que lo han sumergido; se trata de equilibrar la sugestión y la fascinación del filme, que sin duda han disminuido su sentido crítico, imponiéndole no sólo sentimientos y pasiones sino una visión del mundo que busca sobreponerse  a su visión propia; se trata pues de superar la insuficiencia de conocimientos  de un fenómeno tan complejo, como es el séptimo arte…”[ii]
¿Qué competencias (palabra hoy de moda) potencia el cine foro?
  • Interpretación de lenguaje audiovisual complejo: todas las formas y géneros literarios, imágenes, silencios y sonidos en todas sus formas (latidos de corazón, dramatizaciones, monólogos, música…), colores,  movimientos, planos, escenografías, vestuarios, etc.)
  • Dominio y profundización de la conciencia crítica en sus distintas formas: estética, lógica, moral, religiosa, ideológica, comercial, social. [iii]
  • Dominio y profundización de la conciencia emocional. 
  • Desarrollo de la atención visual, auditiva, cognitiva, social.
  • Desarrollo de las competencias involucradas en el trabajo en equipo  (Saber escuchar, saber expresar, saber aportar y recibir aportes, saber organizarse y administrar los tiempos)
  • Desarrollo de la propia identidad y de la sociabilidad.
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[i] CAMPOS M., Luis: Cineforo. Interpretación grupal del filme; ed. Paulinas, Colombia, 1989, Pág. 12
[ii]  Ibíd. Pág. 13
[iii] El cine foro permite adoptar una perspectiva, esto es, clarificar o precisar y discutir, con el aporte de otros espectadores, sobre lo que uno vio o no vio, escuchó o no, sintió o pensó durante la proyección misma; cuando ésta no podía detenerse.  El cine foro nos da la oportunidad de volver sobre él; el director o coordinador del cine foro puede llevar algunas escenas fílmicas preparadas sobre las cuales discutir.  Recuerdo que discutir no es lo mismo que pelear; por el contrario, es correr junto a otros, con un mismo propósito: enriquecerse con el aporte que el otro nos entrega desde su perspectiva o visión; no necesariamente para aceptarla como propia sino para compartir, dialogar, conocer otras formas de ver la vida o el mundo, repensar o reafirmar la propia visión.  Nada más enriquecedor que dialogar con quien tiene una visión distinta a la de uno; el requisito es no alterarse porque el otro piensa o siente o cree distinto; siempre respetar al otro, no despreciar, no calificar a la persona pues no se discute sobre cómo eres sino sobre ideas, creencias, percepciones, sentimientos.
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MOMENTOS DEL CINE FORO
Preparación - Presentación del Film – Proyección - Desarrollo de guías - Discusión o Foro  - Proyección Activa 
1.  Preparación.  Lo primero es pensar a qué espectador quiere dirigir la película,  luego, pensar en las características de ese público, edad, nivel instruccional, situaciones de vida que lo caracterizan (pobreza, riesgo social, víctimas de delincuencia, carencia de afectos, abusados, padres, madres solteras, padres cuyos hijos han muerto, etc.)  Es importante conocer al espectador-educando, para satisfacer sus expectativas o crearlas, no herir sensibilidades, tener un público que pueda entender el grado de dificultad que presenta la interpretación del film, ser capaz de leer los subtítulos, etc. En la elección del filme es importante considerar la duración de la proyección, de tal forma no sea agotadora para el público, considerando que luego lo más importante será el foro mismo.  El ideal es considerar que la actividad requerirá de  aproximadamente 3.30 horas, adicionando un café entre proyección y foro, de unos 15 min. Para posibilitar relajarse, adquirir energías, socializar.   La no consideración de estos elementos puede hacer fracasar su sesión, aunque haya elegido una excelente película. Sin embargo, es igualmente importante no caer en el facilismo que no educa, no enaltece ni abre mayores mundos interiores ni proyecciones de vida personal o comunitaria.  Es importante ir gradualmente subiendo el grado de complejidad, ir a filmes que requieren mayor concentración o que no tienen mayores efectos especiales, que son de otras épocas (en blanco y negro).  También es importante considerar la necesidad de quebrar el esquema de películas elegidas – si se trata de un ciclo de cine foro-  matizando,  a modo de “recreo”, con alguna película de buena calidad pero que suavice las emociones que pueden haber estado provocando lo complejo de algunas problemáticas que hayan caracterizado sus proyecciones y debates.  Para esto, elija algún filme que tenga algo de humor, romanticismo, aventura, fantasía, para no angustiar al espectador, si el ciclo, por ejemplo, ha sido sobre la violencia intrafamiliar.
            Si se trata de un ciclo de cine foro, el ideal es adoptar un criterio que dé un sentido al mismo: Películas de un Director, de una época, de una cultura, de una problemática, de una nación,  ganadores de premios de algún año específico, etc. 
                Respecto este momento, es claro que el director del cine foro es el responsable de la correcta elección de los filmes; pero es obvio que puede pedir consejo a expertos, o colaboración a quien represente el parecer de su público objetivo; visionar el filme con ellos, discutirlo, así tendrá mayor claridad sobre cuáles serán las conveniencias o no de su elección, las necesidades que considerar para los pasos siguientes.
2.  Presentación del Film
                Este es el momento en que usted y su equipo de trabajo hace su presentación ante el público asistente. La finalidad de este espacio es, en no más de 5 a máximo 10 minutos, presentar el film y centrar la atención de los asistentes en una dirección común; por ejemplo, en los conflictos que puede provocar la intolerancia religiosa.  El cine foro no es una clase magistral ni una charla; no es el momento para mostrar sus conocimientos.  Lo normal es que estemos ante un público ansioso de ver la película; por lo tanto, salude, diga su nombre;  a lo más su profesión u ocupación y presente lo más relevante de la película, del director.  Si el público es de alto nivel intelectual evite leer la ficha técnica: Diga que en la Guía de Cine Foro “La Carnada”, por ejemplo, encontrarán la ficha técnica con todos los detalles y que lo único que ahora quiere remarcar es que su Director, Bertrand Tavernier, se caracteriza por transformar sus investigaciones periodísticas y documentales, en películas de interés social.  Agregue que es muy difícil encontrar sus películas en Chile; pues aquí no es conocido. En seguida, relate el argumento en forma muy simple “Tres jóvenes representan a una juventud desvinculada de la realidad; pues confunden ésta con lo que aparece en los film, en la publicidad, según los cuales  es fácil encontrar trabajo, ganar dinero, al mismo tiempo ser alcohólico o delincuente y ser feliz.  De esta forma, la protagonista pasa a ser la carnada que usarán sus amigos para atraer supuestos millonarios y así robarles el dinero con el cual, en un par de meses, suponen pondrán una tienda de alta moda y se enriquecerán.  Desgraciadamente, la realidad se cobra y podremos apreciar cómo  sólo logran volverse asesinos y terminar en la cárcel”.   Es importante, también, que aclare si el Director pertenece a un credo, ideología o ha estado involucrado en situaciones que nos pueden ayudar a comprender el porqué de su visión de mundo y luego, deducir el mensaje que desea hacernos llegar a través de  este film.
                Luego, pida que se fijen en especial en la actitud de la joven y en sus contradicciones; en la actitud que tiene cuando sus compañeros agreden, en la cárcel, en la preocupación por su agenda…  En otras ocasiones, deberá prevenir que se encontrarán con escenas muy fuertes, de tipo sexual; pero necesarias para el sentido del film… o hacer hincapié en que la película se basa en un hecho real. En fin, La presentación dependerá de la finalidad propuesta, del espectador y de usted.
                Si es la primera vez que se encuentra con este público, tal vez tenga que explicarles por qué dar a conocer el argumento y no dejar el suspenso hasta el desenlace del film.  Veámoslo.
Argumento: Quienes no conocen el sentido del cine foro u otras dinámicas para apreciar o debatir cine, encuentran espantoso que antes de ver el film se les dé a conocer que los protagonistas de “Más allá de los Sueños” mueren: primero los hijos, luego el padre y, al final, la madre quien al ser incapaz de sobreponerse a la pena y soledad, se suicida.  Este último acto la lleva  a  la antesala del infierno, de la cual la logrará salvar el esposo”.   Pues bien, para un público más experimentado en el goce estético del cine o en su grandiosidad como creación rica en enseñanzas, el argumento es lo menos importante; pues, como toda obra de arte, el mismo relato – por ejemplo, el atentado de las Torres gemelas” – puede dar lugar a decenas de filmes de diversa calidad, con iguales u opuestos mensajes, pero siempre piezas cinematográficas muy distintas; con metáforas o estilos igualmente diversos.  Tampoco es preocupante que alguien o todos digan “ya vi o vimos la película”; pues sería como decir  “Ya vi o vimos La Piedad de Miguel Ángel”   o “Ya oí u oímos Claro de Luna de Claude Debussy”   Es  más el conocer el argumento, libera al espectador de la angustia o preocupación de no saber qué ocurrirá, permitiéndole disfrutar de la película como tal y estar atento a lo resaltado, en vistas del cine foro; más aún, si queremos que disfrute de la excelencia de las actuaciones, música, colores, planos; en fin, de la belleza de la creación como tal.
                Todo otro aspecto sobre el film - contenido, locaciones, escenografía, director, actores, premios, otros filmes-  que considere pueden ser importantes de conocer por el público que tiene delante suyo, ofrézcalo como  material para actividades complementarias, evaluaciones, consulta voluntaria,  proyección con otras temáticas que pueden ser muy importantes pero distintas a las que dicen relación con este ciclo temático o finalidad.  Hoy la tecnología virtual nos ayuda: podemos ofrecer el material en un sitio web, CD, enviarlo por email a quien lo solicite, etc.
3. Proyección
                Es importante una proyección del filme que sea fiel a éste: sonido, nitidez de imagen, idioma original, subtítulos correctos, forman parte de la obra misma.  Un equipo de sonido de mala calidad, ruidos externos, falta de nitidez, dificultad para tener una visión de la pantalla completa, reflejos, quitarán mérito a la película.  En ámbitos escolares, incluso universitarios, muy bien sabemos que es difícil de disponer de las suficientes salas de proyección. La causa de este déficit no siempre es de índole económica; sino que se encuentra en una falta de valoración del cine, del desconocimiento de lo importante que es como parte de la formación cultural, profesional, personal y social.   En todo caso, entre dejar un vacío fílmico o apelar a la buena voluntad, paciencia e imaginación del espectador, debemos elegir el mal menor y arreglarnos de algún modo en nuestras típicas e incómodas salas.       
                Un punto importante es la continuidad de la proyección.  No podemos darla en dos partes;  sería como decir hoy miremos la mitad de la cara de la Gioconda y la próxima semana la otra.  Lo que sí puede hacer es ver la obra completa, hacer aunque sea algunos comentarios y, a la próxima sesión, desarrollar el cine foro.  Para ello deberá proyectar algunas partes claves del film, de tal forma dar continuidad al espectador como tal, reavivando lo que experimentara durante la proyección misma.
                Es importante la oscuridad y el silencio; pues ellos forman parte de la magia de la ficción, sólo si no se rompe el encuentro obra-espectador.  Uno de los mayores problemas es lograr un público respetuoso, silencioso, que dé el lugar que se merece a la obra fílmica.
4.  Desarrollo de guías
                Las guías dependerán de la finalidad del cine foro (curso, taller, debate), de la creatividad del director del cine foro y del público a quien van dirigidas. (Cf. Los diversos blog que he desarrollado y modelos de guías que han dado lugar, en nuestro caso, a las evaluaciones).  Independientemente de lo anterior, pienso que es importante como recordatorio, iniciar estas guías con el nombre original y en español del film, la ficha técnica (país, año, director, actores y personaje que interpretan y otros datos que considere importante), el argumento, la finalidad del cine foro.
                Dependiendo de lo numeroso de su público y de las edades, requerirá de colaboradores que puedan animar a trabajar en las guías, a no desviarse del tema y responder las inquietudes personales o de los equipos; respecto las actividades a desarrollar.
5.  Discusión o Foro 
                Se realiza en torno a las actividades de  la guía; por lo tanto debe tener claro el tiempo que dará para el desarrollo de las primeras y ahora su exposición, discusión.  Dado que no hay un modelo fijo, sólo expondremos algunas consideraciones básicas:
-          Evitar que todos los exponentes repitan lo mismo.  Para ello puede entregar guías según las cuales deben realizar distintas actividades que se complementen entre sí, o, pedir que cada equipo represente un personaje distinto y desde él responda, etc.  Si entrega a todos la misma guía, puede solicitar que los distintos equipos participen dando a conocer cómo desarrollaron x pregunta y los demás complementen si   tienen algo distinto que agregar.  
-          Es importante insistir en que lo importante es analizar el filme y no hacer uso de éste para exponer sus propios intereses.  Se habla precisamente de evasión cuando el filme “se vuelve un pretexto para defender y sostener las propias integraciones sicológicas y las propias opiniones sobre temas que el filme objetivamente no propone o propone de otra forma: de un filme sobre educación se pasa a enjuiciar la educación en el país…” (Luis Campos M. “Cineforo”, Ed. Paulinas, Bogotá, 1.989.  Pág. 37).
-          Es importante no caer en un alarde de erudición, uso de tecnicismos, donde el cine foro es pretexto para “ mostrarse superior”
-          Puede terminar el cine foro – si el tiempo lo permite y los participantes no están cansados- con la proyección de las escenas de mayor fuerza expresiva (debe llevarlas editadas para no perder tiempo buscándolas en esos momentos) y un  pensamiento final y/o una interrogante que deje el camino para el próximo cine foro.          
6.            Proyección Activa 
                Se pueden incentivar a realizar una serie de actividades posteriores al cine foro: Si se trata de escolares del Primer Ciclo, por ejemplo, recuerdo que luego de realizar con ellos un cine foro sobre la diversidad, a partir de la proyección de Pocahontas, hicimos un concurso de afiches sobre la diversidad  de la naturaleza, de las culturas, de los movimientos de la naturaleza, de las estaciones del año.  Terminamos con lo que llamamos “El festival de las estaciones”, donde con la cooperación de los apoderados, a cada curso le correspondió una estación para luego representarla a través de comidas típicas, juegos, cuentos, formas de vestir, etc. 

GUÍAS ALTERNATIVAS PARA EDUCAR LA SENSIBILIDAD Y FORMAR EN VALORES
  • MODELO CLÁSICO PARA ANÁLISIS DE CINE (debe adaptarse para el análisis de otras artes o medios audiovisuales)
1. Ficha técnica.
2. Datos interesantes Autor o Director del film
3. Breve argumento
4. Consideraciones importantes sobre momento social en que surge el film o relción con el momento actual.
5. Valores (en sentido estricto, virtudes) y disvalores (vicios) que encarnan los personajes.
6. Escenas fílmicas de fuerte poder expresivo moral
7. Análisis ético del film: ¿El bien y el mal se presentan como tales, no se consideran o confunden?
8. Mensaje educativo o enseñanzas.
9. Espectador recomendado: toda la familia, niños o adolescentes con discusión familiar o por parte de educadores, adultos con criterio formado
10.  Guía didáctica (Actividades a realizar con un público definido)




 Fidelidad, confianza, lealtad, compromiso... sólo estas virtudes te permiten
asegurar "Cuenta siempre conmigo"
  • MODELO DE ANÁLISIS FÍLMICO BASADO EN LA FORJA DEL HÉROE.
Existen dos tipos de film u obras: aquellos en que el héroe aparece desde un primer momento como tal; pues su forja tiene antecedentes extra film y aquellos cuyo desarrollo en gran parte es, precisamente, la forja del héroe. Importante aporte nos hace al respecto Antonio Sánchez-Escalonilla, en su libro "Guión de aventura y forja del héroe" Ed. Ariel Cine, Barcelona 2002.
1. Ficha técnica.
2. Datos interesantes Autor o Director del film
3. Breve argumento
4. Consideraciones importantes sobre momento social en que surge o se recomienda la visión del film.
5. a) Características del protagonista(s) (héroe) en sus inicios.
b) Situación que le lleva a convertirse en un héroe (motivación, finalidad). Contra qué debe luchar.
c) Virtudes que debe procurar o fortalecer
d) Mensaje final del film respecto del ser humano que asume valores

6. Guía didáctica (Actividades a realizar con un público definido)
Es interesante el análisis del cine como recurso educativo para formar en valores. Las películas de forja de valores, tal como lo expone Sánchez-Escalonilla- siguen el modelo de los cuentos de hadas "Una princesa (representa el bien o la inocencia) es prisionera de un ser malvado. Una persona (príncipe, zapatero, mendigo o librero), quien hasta entonces vivía en un mundo habitual, se ve enfrentado a la alternativa de no cambiar su estilo de vida o detenerse para asumir la responsabilidad de proteger y salvar a quienes representan lo noble, lo correcto. Puede tratarse de personajes fantásticos o reales (Desperaux, Guido o Verónica Guerin). Los malos pueden ser las ratas, los nazis o los traficantes de drogas.